La pandemia ha sacudido a toda la sociedad, en todos sus dominios y componentes, con una velocidad imprevista como la ola de un tsunami que arrasa de golpe con toda su fuerza. El trabajo, la educación y la salud fueron quizás los tres estamentos más afectados en su accesibilidad y normal desenvolvimiento desde el aislamiento, a pesar de haber tenido a mano las tecnologías de la información y comunicación.
Si bien Internet permite tender un puente entre el paciente y el sistema de salud, la velocidad con la que llegó la ola de la emergencia sanitaria hizo que muchos profesionales de la salud tuvieran que salir con lo que tenían a mano con tal de poder surfear la ola, y comunicarse con sus pacientes. Y en ese proceso, hubo muchas lecciones aprendidas que hoy empiezan a conformar guías de mejores prácticas en distintos países y sociedades científicas.
No fue casualidad que las descargas de aplicativos móviles para comunicarnos aumentó un 40 % al inicio de la pandemia en el 2020. Estudios de mercado demostraron un crecimiento notable en la cantidad de videollamadas, llegando incluso a empresas como Zoom pasar de tener 10 millones de usuarios activos a finales de 2019 a superar con creces los 200 millones a finales de marzo del 2020, ¡es decir en apenas 4 meses! Otras como doxy.me, que ofrecen plataformas gratuitas especialmente pensadas para telemedicina, pasaron de tener 1000 nuevos registros de usuarios por día a 3000, luego 7000, 15000; ¡y llegar a un récord absoluto de 33.000 nuevos profesionales registrándose en un solo día!
Queda entonces demostrada la adopción del uso de este tipo de herramientas a la hora de atender nuestros pacientes. Pero hay una realidad que no podemos negar: que formarse en su uso. No todo es intuitivo… Por eso, es muy importante acceder a las experiencias que hay para optimizar nuestros procesos de atención de manera de poder personalizar la experiencia de los pacientes que consultan.
Puntos como: ¿cómo me comunico con el paciente?, ¿cómo me expreso?, ¿cómo puedo transmitir mi empatía a través de un dispositivo? y ¿cómo puedo establecer una relación confiable y perdurable con mi paciente? son interrogantes trascendentales para activar y transformar nuestras consultas virtuales que necesitan una respuesta.
Hoy, cursos como WEBSIDE MANNERS y MANEJO DE LAS EMOCIONES EN TIEMPOS DE CRISIS nos ayudan a aprender a ser virtualmente empáticos.
¿Se nace empático, o se aprende a serlo? La emocionalidad es la clave fundamental para establecer un vínculo de comprensión con los demás, más allá del vehículo que usemos: el cine, una llamada telefónica o incluso una videoconferencia. Nuestras emociones y escucha activa puestas al servicio del otro, permiten construir ese puente entre los dos. Luego, si a ello le agregamos elementos que generan “confianza” como son un entorno privado y seguro, condiciones de audio y video de alta definición y la experiencia en el manejo del lenguaje no verbal (corporal), ¡habremos logrado cruzar el puente!
