¿Qué es realmente? De golpe, este término empieza a florecer en la literatura cada vez con mayor frecuencia y vehemencia, en la medida que los efectos de la pandemia por el SARS-Cov2 se expande y profundiza con sus nuevas olas o brotes.

¿Mito, commodity, o nueva normalidad?

Salud Digital

Para muchos, aún resuenan los términos telemedicina, e-salud, telesalud, m-salud y otros tantos que han ido surgiendo en estos últimos 30 años de historia de la medicina.

Como decía mi querido mentor y profesor, Rashid Bashshur, en realidad todos ellos son conceptos multidimensionales que varían en función del contexto, región, país o tiempo donde se apliquen. En otras palabras, cada país, lugar o institución tendrá su propio vocablo que exprese la apropiación de las tecnologías en información y comunicación (TIC) al servicio de la salud, en sus distintas aplicaciones o contextos. 

Pero lo que es mucho más importante, es el hecho absolutamente paradigmático y disruptivo del surgimiento de “nuevos modelos de atención en salud, que desafían la dependencia tradicional y sine qua non de la “presencia y el contacto física” entre los profesionales de la salud y los pacientes“.

Hace más de treinta años que se viene desafiando este concepto en distintas latitudes y con distintos impactos en el sistema sanitario. En el pasado, se buscaba cubrir la brecha geográfica existente entre el paciente y el sistema sanitario, en especial acercando el nivel primario con el terciario. En los últimos tiempos, incluso preCovid, el eje fue virando desde el incremento de la accesibilidad hacia otro más enfocado en el empoderamiento del paciente, centrando los modelos de atención en una medicina más precisa y sobretodo personalizada, no importando el tiempo o la distancia. Surge así la necesidad de ir integrando a todos los actores y sectores en un mismo ecosistema digital, que nos permita a todos tener acceso a la información clínica de manera íntegra, estructurada y segura, independientemente del canal o recurso que utilicemos como punto de contacto con la misma. 

En plena era Covid, sale HIMSS y define a la Salud Digital como aquella que: “conecta y empodera a las personas y a las poblaciones para administrar la salud y el bienestar, potenciada por equipos de profesionales que trabajan en entornos de atención flexibles, integrados, interoperables y habilitados digitalmente y que aprovechan estratégicamente herramientas, tecnologías y servicios digitales para transformar los modelos de atención en salud.

https://www.himss.org/news/himss-defines-digital-health-global-healthcare-industry

En lo personal, no podría estar más de acuerdo con esta nueva definición y como vemos ya dejó de ser un mito para pasar a ser parte de esta nueva normalidad en la cual nos encontramos transitando. Pero tuvo que llegar una pandemia para despertar a todos de su letargo y catalizar los cambios que venían relegados los últimos 30 años.

Como advertencia, hay que tener presente que pronto este término será un commodity; y como tal, no podemos permitir que por ello se desnaturalice la esencia del por qué llegó este nuevo modelo de atención a reemplazar el tradicional. Recordemos que el término commodity proviene de las finanzas, donde los productos o servicios obtienen su valor  por el derecho del propietario a comerciar con él, no por el derecho a usarlo. En otras palabras, pronto la teleconsulta se transformará en un commodity, basándose en una calidad mínima estándar, sin hacer diferencia entre las teleconsultas producidas en un sitio o en otro. Esto ya lo estamos viendo con el crecimiento exponencial de empresas que brindan servicios de videollamadas para salud y con el uso casi indiscriminado de las redes sociales para comunicarse con los pacientes. 

Pero en salud, no puede haber un estándar mínimo; muy por el contrario, la vara ha de ser alta! Sólo una sana regulación, el uso de guías de buenas prácticas, la ética y el profesionalismo logrará definir el verdadero valor de la Salud Digital, en esta nueva era o nueva normalidad.

Foto de Giselle Ricur

Por:
Giselle Ricur